Érase una vez un lugar donde a los ciudadanos se les decía que eran
socios-dueños de una gran petrolera pero nunca recibían sus utilidades y
no se les permitía vender su parte… eso sí, de ser necesario les
pedirían “aumentar su capital” mediante impuestos.
Lea este artículo completo de Andrés Roemer para El Universal.
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