¿Recuerda la película Siete años en el Tíbet, basada en un libro
homónimo que narra las experiencias de Heinrich Harrer en Asia durante
los años 1944 y 1951? En la cinta se hace referencia a un templo budista
cuya construcción demoró años porque el lugar estaba infestado de ratas
y cucarachas. Alguien podría preguntarse: ¿por qué?, ¿acaso no había
venenos para exterminar la plaga?, ¿es tan difícil aplastar cucarachas?
Debemos considerar que para el budismo tibetano lastimar a un animal
implica arriesgarse a lastimar la reencarnación de algún ser humano. En
efecto, según esta creencia al poner trampas para ratas usted podría
estar atentando contra la reencarnación de sus antepasados.
Lee todo el artículo de Andres Roemer para El Universal.
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